jueves, 24 de marzo de 2011

Proyecto 21 y su resistencia en el espacio público.

Es un lugar común ejemplificar la resistencia que se vive en la ciudad de México mediante manifestaciones, marchas multitudinarias, plantones, cierre de avenidas, entre otros diversos posicionamientos políticos, sin embargo, mi intención en este trabajo es abarcar la resistencia mediante las expresiones artísticas. Para evidenciar y tomar un caso específico quiero exponer en relación a un colectivo con larga trayectoria que es el de Proyecto 21, quienes se refieren a si mismos como :

“Proyecto artístico que involucra la artes escénicas, el fashion trash, la música y las artes visuales” , el concepto artístico fundamental es el uso de ropa reciclada mediante performances , por lo cual se manifiesta una versatilidad ilimitada cuyo fundamento es el discurso político de resistencia y lucha social, expresado en diversas problemáticas latentes del acontecer actual, ya que pueden estar inmersos desde las políticas educativas, culturales, lucha por la dignidad y papel de la mujer en la sociedad, crímenes por homofobia, reclamos de justicia y equidad de género, protección al medio ambiente o cualquier injusticia que se desprenda de los grupos de poder hegemónico en lo largo y ancho del país e incluso mundial.


Proyecto 21 ha trabajado de forma ambivalente, aprovechando los resquicios que se abren como una oportunidad para alzar la voz, pues su presencia se manifiesta tanto del lado legitimador bajo el amparo de instituciones académicas, artísticas y espacios dentro del sistema artístico presentando su trabajo en sitios como museos, festivales, universidades, entre otros medios, aunque su posicionamiento y desarrollo más importante es en las vías públicas como el centro de la Ciudad, donde llevan a la calle expresiones artísticas desde una visión emancipadora que se vincula con la cotidianeidad del ciudadano común, cuyo afán es la empatía de lo que aqueja a diario a la sociedad civil, cuestionando los valores de una cultura clasista, machista, patriarcal, elitista, heterocentrista, racista, etcétera. La finalidad es una invitación a la reflexión, al cambio y a la resistencia, confirmo esta interpretación a través de lo que ellos escriben acerca de su trabajo:

“Proyecto 21…Aborda el mundo de la moda, la protección ambiental, el consumo masivo, la “identidad global”, la apariencia, entre otros temas de interés contemporáneo…(busca) fomentar en los sectores antes mencionados (comerciantes, oficinistas, ejecutivos, profesionistas, profesores, estudiantes e investigadores que no pueden acceder fácilmente a una experiencia sensible individual y colectiva inducida por el lenguaje del arte) ciertos temas de importancia cívica y ética, al mismo tiempo que promueven una participación más activa en asuntos sociales (derechos humanos, protección del medio ambiente), y en programas culturales y artísticos” .


El autoconcepto de proyecto 21 permite colocarlos en un rubro polémico dentro del sistema artístico, pero que no carece de teorización, por razón de análisis se puede clasificar dentro del arte político en la categoría que Paloma Blanco explica al artista como: experimentador-informador-analista-activista , donde se ha abandonado la idea clásica del arte por el arte, retomando la visión revolucionaria de Walter Benjamin que concibe la obra de arte como artefacto estético en la que otorga la función del artista como productor de símbolos estéticos para exhortar a la conciencia social, donde la obra pierde su aura y culmina por ser un medio para la lucha contra las imposiciones de los grupos y sujetos que ostentan las distintas manifestaciones del poder.

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