jueves, 24 de marzo de 2011

Bibliografía.

ALCAZAR, Josefina, FUENTES, Fernando, 2005, La historia del Performance en México. México, Ediciones sin nombre

BLANCO, Paloma, CARRILLO, Jesús, 2001, Modos de hacer. Arte crítico, esfera pública y acción directa. Edit. Universidad de Salamanca

BOURDIEU, Pierre. Sociología y Cultura. Edit. Grijalbo, 1990

GARCÍA CANCLINI, Néstor. Consumidores y ciudadanos. Edit. Grijalbo., 1995

THOMPSON, John B. Ideología y Cultura moderna, Teoría crítica social e la era de la comunicación de masas, UAM, 1993.

TRESIDDER, Jack, Diccionario de los símbolos, Edit. TOMO, 2ª Edic. 2008.

WILDNER, Kathrin. La plaza mayor, ¿centro de la metrópoli?. Cultura Universitaria, serie Ensayo 80. UAM

Páginas de internet consultadas.
http://proyecto21mx.blogspot.com/ (Página oficial de Proyecto 21), Director Oficial. José Alberto Patiño Basurto.

http://www.wordreference.com (Diccionario en línea)

Conclusión

El zócalo es un espacio simbólico de poder inminentemente importante en México, su declaración patrimonial por la UNESCO confirma dentro del imaginario internacional su importancia histórica y cultural. Sin embargo las voces de resistencia contra las hegemonías dominantes en el país, también han otorgado a este espacio un poder inusitado, que antes de los 60s era inconcebible, por eso es tan importante para la historicidad de los movimientos sociopolíticos. A pesar de la cotidianeidad con que nos enfrentamos de manera visual, tanto al ver mínimas manifestaciones hasta multitudinarias marchas, la explanada capitalina sigue siendo un punto donde converge una polisemia desbordante. Una cara de los múltiples significados del zócalo es la resistencia, no sólo mediante las prácticas de plantones, cárteles, mantas y tiendas de acampar, sino estéticas, desbordando lo político en la esfera artística.

Proyecto 21 es un ejemplo del potencial que tiene el uso de artefactos estéticos como herramientas en manos de productores de signos, también llamados artistas de forma convencional. Bajo esta óptica es importante afirmar como una fracción del arte ha comenzado desde hace ya varios años a deconstruir el elitismo intelectual del goce del “arte culto” y especialmente la indiferencia que mantenía el sistema de las Artes en relación a las problemáticas cotidianas. El arte político mediante el performance, resulta ser una herramienta visualmente atractiva y subversiva dentro del sistema artístico y un campo amplio para el análisis sociológico y cultural contemporáneo.

La resistencia manifestada en el Zócalo ejemplificada mediante el arte: Proyecto 21

Es frecuente consultar los periódicos y encontrar artículos que presenten textos y fotografías referentes a marchas que se apoderan del zócalo como manifestación de disgusto por políticas públicas, incumplimiento de proyectos en sus lugares de origen, abusos de burócratas, problemas agrarios, demandas laborales, quejas ambientales, visibilización de creencias, tomas simbólica de “un gobierno legítimo”, entre otras múltiples justificaciones para ocupar el espacio. Por otro lado también es un espacio de apropiación mediante las manifestaciones artísticas y culturales que son vastas en las cuales se hace notar la población mediante su consumo cultural. Sin embargo, es interesante el fenómeno de los artistas como el Colectivo de Proyecto 21 que se atreve a apropiarse del zócalo, fusionando un tipo de consumo cultural y manifestar demandas sociopolíticas mediante expresiones artísticas, en este sentido Canclini explica el consumo no sólo como el hecho de comprar productos bajo la óptica capitalista, sino en el sentido de apropiación de signos, “cuando se reconoce que al consumir también se piensa, se elige y reelabora el sentido social hay que analizar cómo interviene esta área de apropiación de bienes y signos…En otros términos, debemos preguntarnos si al consumir no estamos haciendo algo que sustenta, nutre y hasta cierto punto constituye un nuevo modo de ser ciudadanos” , bajo esta premisa podemos incluir la apropiación de aquellas personas observadoras que en ese momento se fusionan a la resistencia simbólica con el simple hecho de sentir empatía por el acto performativo que hace proyecto 21, apropiándose conjuntamente del espacio público al ser espectadores, mantenerse durante la intervención y convirtiéndose en sujetos de la recepción de un mensaje anti-hegemónico.

El registro fotográfico e histórico que Proyecto 21 ha elaborado en relación al Zócalo menciona intervenciones tales como la presentación de su colección “momo” en Noviembre del 2006, Colección Protesta v.2. Contra la militarización del país, cuyo lema principal era “arte si, armas no” (14 de Noviembre del 2007), ELU (Extraordinaria Liga de la Ultraderecha – prueba uno) en Julio del 2007, entre otras intervenciones y performances que han presentado específicamente en la plancha del zócalo.



A pesar de la composición de unos cuantos sujetos que suman un puñado de voces, el efecto es impresionante, pues el poder de convocatoria de Proyecto 21, atrae a señoras, niños, jóvenes o cualquier persona que vaya “de pasada”, logrando la apropiación y disfrute de una plaza que a pesar de sacralizarse mediante rituales nacionalistas del Estado en días específicos o formar parte de la representación del catolicismo en México como religión “oficial”, finalmente regresa a manos de la cotidianeidad de la población capitalina y visitante que camina por el lugar. Cuando Proyecto 21 consigue mantener a los espectadores al tanto del performance por lo llamativo de los vestuarios “reciclados” los cuales son fotografiados no sólo por el público de la sociedad civil, sino por periódicos, revistas y diversos medios de información, logran también mediante el discurso y postura política una empatía en relación a las problemáticas que evidencia. En este sentido la resistencia de Proyecto 21 no es el mero hecho de “estar” o “presentarse” en el sitio, sino de romper primeramente con el transcurso de actividades que ocurren en el zócalo diariamente, con lo “cotidiano”, por otro lado, es de forma central la convocatoria a los transeúntes y conseguir congregar decenas de personas en un espacio “vacío” pero con fuerte poder simbólico. En relación a este poder lo afirmo mediante lo expuesto por Bourdieu acerca del poder simbólico y el espacio: “El poder simbólico de los agentes como poder de “hacer ver” —theorem— y de “hacer creer, de producir y de imponer la clarificación legitima o legal” depende, en efecto…de la posición ocupada en el espacio (y en las clasificaciones que se encuentran potencialmente inscritas en él)” .


La forma de cuestionar la dominación hegemónica mediante la visión de Proyecto 21 en el espacio público es exhortar mediante el arte; señalizando, evidenciando e informando de las prácticas hegemónicas de las instituciones culturales, económicas, sociales, entre otros sujetos que se consolidan como los verdugos de la “justicia social”, llevar el arte a la calle, manifestando una resistencia hacia los fuertes paradigmas culturales como la hegemonía católica, cuando se mantienen en la postura de aceptar el aborto y cuestionar las prácticas homofóbicas y pederastas del clero, también al Estado, del cual crítica las diversas acciones que acusa por el beneficio de una cúpula, incumplimiento de sus funciones, negar la igualdad de derechos a las personas que manifiestan diversidad sexual, entre decenas de demandas, ó al mismo sistema artístico el cual tiene sus templos y lugares de confort dentro de museos, galerías y demás espacios los cuales difícilmente buscan estar al tanto de las problemáticas del día a día de la gente común y sus problemas habituales.


El Zócalo, después de la década de los 60s se ha convertido en un espacio lúdico donde se juegan roles en una dinámica de relaciones de poder, bien afirma Bourdieu que “No hay relaciones de comunicación o conocimiento que no sean, inseparablemente, relaciones de poder. Y las relaciones culturales pueden operar como relaciones de poder justamente porque en ellas se realiza la comunicación entre los miembros de la sociedad y el conocimiento de lo real” , de está manera una explanada llena de simbolismo histórico, cultural, económico y social se convierte en un espacio en el que no solamente se legitima y construye el imaginario del poder hegemónico en sus distintas presentaciones, sino que también se construye el imaginario simbólico de la resistencia en el acto de apropiación de un espacio que visibiliza por ser focal, manifestando su voz por que es imposible evitar la “incomodidad” del tráfico vial o ignorar las llamativas prendas de mujeres y hombres que se “plantan” en el zócalo a decir lo que sienten y piensan acerca de sus preocupaciones y vivencias dentro de la sociedad mexicana y mundial.

Proyecto 21 y su resistencia en el espacio público.

Es un lugar común ejemplificar la resistencia que se vive en la ciudad de México mediante manifestaciones, marchas multitudinarias, plantones, cierre de avenidas, entre otros diversos posicionamientos políticos, sin embargo, mi intención en este trabajo es abarcar la resistencia mediante las expresiones artísticas. Para evidenciar y tomar un caso específico quiero exponer en relación a un colectivo con larga trayectoria que es el de Proyecto 21, quienes se refieren a si mismos como :

“Proyecto artístico que involucra la artes escénicas, el fashion trash, la música y las artes visuales” , el concepto artístico fundamental es el uso de ropa reciclada mediante performances , por lo cual se manifiesta una versatilidad ilimitada cuyo fundamento es el discurso político de resistencia y lucha social, expresado en diversas problemáticas latentes del acontecer actual, ya que pueden estar inmersos desde las políticas educativas, culturales, lucha por la dignidad y papel de la mujer en la sociedad, crímenes por homofobia, reclamos de justicia y equidad de género, protección al medio ambiente o cualquier injusticia que se desprenda de los grupos de poder hegemónico en lo largo y ancho del país e incluso mundial.


Proyecto 21 ha trabajado de forma ambivalente, aprovechando los resquicios que se abren como una oportunidad para alzar la voz, pues su presencia se manifiesta tanto del lado legitimador bajo el amparo de instituciones académicas, artísticas y espacios dentro del sistema artístico presentando su trabajo en sitios como museos, festivales, universidades, entre otros medios, aunque su posicionamiento y desarrollo más importante es en las vías públicas como el centro de la Ciudad, donde llevan a la calle expresiones artísticas desde una visión emancipadora que se vincula con la cotidianeidad del ciudadano común, cuyo afán es la empatía de lo que aqueja a diario a la sociedad civil, cuestionando los valores de una cultura clasista, machista, patriarcal, elitista, heterocentrista, racista, etcétera. La finalidad es una invitación a la reflexión, al cambio y a la resistencia, confirmo esta interpretación a través de lo que ellos escriben acerca de su trabajo:

“Proyecto 21…Aborda el mundo de la moda, la protección ambiental, el consumo masivo, la “identidad global”, la apariencia, entre otros temas de interés contemporáneo…(busca) fomentar en los sectores antes mencionados (comerciantes, oficinistas, ejecutivos, profesionistas, profesores, estudiantes e investigadores que no pueden acceder fácilmente a una experiencia sensible individual y colectiva inducida por el lenguaje del arte) ciertos temas de importancia cívica y ética, al mismo tiempo que promueven una participación más activa en asuntos sociales (derechos humanos, protección del medio ambiente), y en programas culturales y artísticos” .


El autoconcepto de proyecto 21 permite colocarlos en un rubro polémico dentro del sistema artístico, pero que no carece de teorización, por razón de análisis se puede clasificar dentro del arte político en la categoría que Paloma Blanco explica al artista como: experimentador-informador-analista-activista , donde se ha abandonado la idea clásica del arte por el arte, retomando la visión revolucionaria de Walter Benjamin que concibe la obra de arte como artefacto estético en la que otorga la función del artista como productor de símbolos estéticos para exhortar a la conciencia social, donde la obra pierde su aura y culmina por ser un medio para la lucha contra las imposiciones de los grupos y sujetos que ostentan las distintas manifestaciones del poder.

Movimientos de resistencia que se han apropiado del Zócalo

La apropiación de la explanada del Centro Histórico ha tenido como sujetos de acción a distintos personajes y grupos, se puede resaltar como un emblemático inicio al movimiento estudiantil del 68, manifestantes indígenas de distintas partes del país, ambientalistas, grupos cristianos protestantes, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, la marcha por el Orgullo Gay, los concheros que a diario podemos observar en distintas partes del zócalo, entre una basta cantidad de grupos que han manifestado sus diversas luchas de resistencia en contra de alguna cara de la hegemonía ya sea cultural, política, religiosa, sexual, etcétera.







La resistencia en el Zócalo

El poder que explica la concepción estructuralista, se manifiesta no solamente a través de relaciones sociales y de producción como afirmaba el marxismo, sino mediante relaciones asimétricas que utilizan la diferenciación, tal como Bourdieu afirma “las relaciones económicas entre las clases son fundamentales, pero siempre en relación con las otras formas de poder (simbólico) que contribuyen a la reproducción y la diferenciación social” , es por tanto la exclusión y distinción como una manera de legitimar su posición de poder frente a los “otros” subalternos, no es pues una mera lucha de clases como lo declaraba Marx, sino una lucha que abarca confrontaciones simbólicas como en el caso de la apropiación de espacios públicos. Para sustentar mi análisis en relación a las relaciones de poder recurro a Thompson quien explica que “Cuando las relaciones de poder establecidas son sistemáticamente asimétricas, la situación se puede describir como de dominación.



Las relaciones de poder son sistemáticamente asimétricas, cuando los individuos o grupos de individuos ostentan el poder de una manera durable que excluye, y hasta cierto grado significativo se mantiene inaccesible, a otros individuos o grupos de individuos, sin considerar las bases sobre las que se lleva a cabo tal exclusión, En tales condiciones podemos hablar de individuos o grupos “dominantes” y “subordinados”, así como en aquellos individuos o grupos que ocupan posiciones intermedias en un campo, en virtud del acceso parcial que tienen a los recursos” .




Esta contienda simbólica en la explanada capitalina es entre dominantes y subordinados. Es a causa de esta hegemonía dominante que nacen movimientos sociales de resistencia, en busca de emancipación, ya sea religiosa, económica, sexual, jurídica, entre otras raíces. Las discrepancias surgen a causa de la imposición y opresión que los grupos subalternos perciben proyectándose en una razón fundamental que impulsa a “tomar” el zócalo para luchar, visibilizar y apoderarse de una voz que les era negada en otro momento histórico, ya sean estudiantes, mujeres, minorías sexuales, indígenas, agricultores, etcétera.

La centralidad del Zócalo, construcción multifactorial.

Según el diccionario wordreference , basado en el Diccionario de la Lengua española, el centro tiene como significado un lugar en medio, sitio de partida o de convergencia, un punto equidistante, entre otras acepciones, mientras que Jack Tresidder afirma que la interpretación simbólica del centro se refiere a: “el punto focal de veneración…, el punto en que las líneas convergen o de las que irradian…, puede simbolizar la soberanía y la administración. El centro es un símbolo de totalidad…(indicando) que un punto central concentra y contiene la energía y el significado de todo lo demás” , bajo esta concepción de centro, se puede partir de la importancia que para una vasta cantidad de cosmogonías en el mundo sociocultural, el centro es un lugar que evoca poder, que implica las connotaciones de legitimidad, autoridad, dominio, etcétera. Sin embargo la construcción de esta centralidad es de tipo múltiple ya que convergen factores como el político, en este sentido Wildner afirma que “cada una de las instituciones del gobierno, aunque ya no residan en el Palacio Nacional…son identificadas con este lugar…” , en ese sentido es innegable la importancia que el Zócalo tiene como espacio simbólico de poder para un Estado-nación, ya que el seno donde se ritualiza y escenifica en fechas calendarizadas ceremonias que lo legitiman, como en los desfiles militares y otros actos que añaden solidez a su jerarquía social.



El zócalo físicamente se encuentra vacío, pues hoy en día es una placa de concreto abierta con un asta bandera en medio, sin embargo, no deja de representar la concentración y control que desde la Ciudad de México, sede de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial se hace de los recursos nacionales, sin relegar su importancia simbólica en el plano económico, resguardando edificios cercanos como la Antigua Casa de Moneda, el banco Nacional y otras instituciones financieras representadas dentro del primer cuadro de la ciudad, cuyo eje vial y central sigue siendo el Zócalo, aunque hoy en día la industria e instituciones financieras ya están presentes en otras áreas geográficas y descentralizadas del Centro Histórico de la Ciudad de México.



En el ámbito social y secular, es curioso que muchos mexicanos jamás hayan pisado la zona, pero que tengan como referencia el Zócalo como “el corazón del país”, sin dejar de lado que las instituciones educativas por medio del mito fundacional de la cultura Mexica han reproducido culturalmente la creencia de esta centralidad, aunque ciertamente no representa a la diversidad e historicidad de pueblos indígenas y culturas que habitan la República Mexicana, Wildner afirma que “…su tamaño y monumentalidad suscitan admiración…Se le llama el corazón de la ciudad, el ombligo del país, la cuna, o el núcleo de la cultura mexicana” , explicando como socialmente a través de la reproducción cultural se crea una polisémica forma referente al Zócalo que va confirmando la importancia indentitaria que tiene este espacio geográfico para el México Actual, esto es parte de la construcción cultural que se ha hecho mediante lo que Thompson afirmaría como valoración simbólica .



Uno de los ámbitos más importantes para poder legitimar su centralidad, es precisamente su historicidad, cuya importancia deviene desde la época prehispánica relacionada a la noción del altépetl y la cosmovisión mexica. El mito se fue consolidando cuando el templo mayor se concebía como punto central y ombligo de lo que hasta ese momento era conocido por los habitantes mexicas y de otros pueblos indígenas. En el período colonial, la conquista europea necesitaba centralizar el control del Virreinato para administrar los tributos y las tierras que en ese momento pertenecían a la corona española, formalizando para una región más amplia la imposición de la centralidad que en ese período era capital de la Nueva España. En el México independiente y en su período de intervencionismo, la Ciudad de México permaneció como capital del país a pesar de las múltiples problemáticas y por tanto su centro. Bajo la visión porfirista y posteriormente la nacionalista posrevolucionaria, se formalizo de manera metafórica a la Ciudad de México como punto neurálgico del país. Son estos argumentos históricos los que dan cuerpo, solidez y fortaleza a esa reproducción del imaginario común del zócalo como ombligo y punto centra legítimo de México, adquiriendo connotaciones tanto para el poder del Estado y finalmente para las manifestaciones y muestra de resistencia en el país.

Introducción

Según Geertz, la cultura bien puede ser interpretada como un texto y por tanto entra dentro del ámbito narrativo, mientras que para la visión estructuralista de Thompson se afirma que el carácter simbólico de los fenómenos culturales se inserta siempre en contextos y procesos socio históricos estructurados donde se producen, transmiten y reciben las formas simbólicas , bajo esta óptica de análisis sociológico intento dilucidar, leer, interpretar y analizar la dinámica que pervive en el Zócalo de la Ciudad de México, colocando como tema primordial la resistencia hacia el poder hegemónico en distintos ámbitos de la cultura en que se manifiesta una conglomeración mayoritaria que ostenta el poder en diversas dimensiones. En este trabajo ejemplificaré la dinámica de esas confrontaciones entre la hegemonía y la resistencia en un espacio como el zócalo mediante el trabajo de Proyecto 21, un colectivo artístico que actúa dentro de la esfera política, interviniendo el espacio mediante performances.