
El zócalo físicamente se encuentra vacío, pues hoy en día es una placa de concreto abierta con un asta bandera en medio, sin embargo, no deja de representar la concentración y control que desde la Ciudad de México, sede de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial se hace de los recursos nacionales, sin relegar su importancia simbólica en el plano económico, resguardando edificios cercanos como la Antigua Casa de Moneda, el banco Nacional y otras instituciones financieras representadas dentro del primer cuadro de la ciudad, cuyo eje vial y central sigue siendo el Zócalo, aunque hoy en día la industria e instituciones financieras ya están presentes en otras áreas geográficas y descentralizadas del Centro Histórico de la Ciudad de México.

En el ámbito social y secular, es curioso que muchos mexicanos jamás hayan pisado la zona, pero que tengan como referencia el Zócalo como “el corazón del país”, sin dejar de lado que las instituciones educativas por medio del mito fundacional de la cultura Mexica han reproducido culturalmente la creencia de esta centralidad, aunque ciertamente no representa a la diversidad e historicidad de pueblos indígenas y culturas que habitan la República Mexicana, Wildner afirma que “…su tamaño y monumentalidad suscitan admiración…Se le llama el corazón de la ciudad, el ombligo del país, la cuna, o el núcleo de la cultura mexicana” , explicando como socialmente a través de la reproducción cultural se crea una polisémica forma referente al Zócalo que va confirmando la importancia indentitaria que tiene este espacio geográfico para el México Actual, esto es parte de la construcción cultural que se ha hecho mediante lo que Thompson afirmaría como valoración simbólica .

Uno de los ámbitos más importantes para poder legitimar su centralidad, es precisamente su historicidad, cuya importancia deviene desde la época prehispánica relacionada a la noción del altépetl y la cosmovisión mexica. El mito se fue consolidando cuando el templo mayor se concebía como punto central y ombligo de lo que hasta ese momento era conocido por los habitantes mexicas y de otros pueblos indígenas. En el período colonial, la conquista europea necesitaba centralizar el control del Virreinato para administrar los tributos y las tierras que en ese momento pertenecían a la corona española, formalizando para una región más amplia la imposición de la centralidad que en ese período era capital de la Nueva España. En el México independiente y en su período de intervencionismo, la Ciudad de México permaneció como capital del país a pesar de las múltiples problemáticas y por tanto su centro. Bajo la visión porfirista y posteriormente la nacionalista posrevolucionaria, se formalizo de manera metafórica a la Ciudad de México como punto neurálgico del país. Son estos argumentos históricos los que dan cuerpo, solidez y fortaleza a esa reproducción del imaginario común del zócalo como ombligo y punto centra legítimo de México, adquiriendo connotaciones tanto para el poder del Estado y finalmente para las manifestaciones y muestra de resistencia en el país.

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