jueves, 24 de marzo de 2011

Conclusión

El zócalo es un espacio simbólico de poder inminentemente importante en México, su declaración patrimonial por la UNESCO confirma dentro del imaginario internacional su importancia histórica y cultural. Sin embargo las voces de resistencia contra las hegemonías dominantes en el país, también han otorgado a este espacio un poder inusitado, que antes de los 60s era inconcebible, por eso es tan importante para la historicidad de los movimientos sociopolíticos. A pesar de la cotidianeidad con que nos enfrentamos de manera visual, tanto al ver mínimas manifestaciones hasta multitudinarias marchas, la explanada capitalina sigue siendo un punto donde converge una polisemia desbordante. Una cara de los múltiples significados del zócalo es la resistencia, no sólo mediante las prácticas de plantones, cárteles, mantas y tiendas de acampar, sino estéticas, desbordando lo político en la esfera artística.

Proyecto 21 es un ejemplo del potencial que tiene el uso de artefactos estéticos como herramientas en manos de productores de signos, también llamados artistas de forma convencional. Bajo esta óptica es importante afirmar como una fracción del arte ha comenzado desde hace ya varios años a deconstruir el elitismo intelectual del goce del “arte culto” y especialmente la indiferencia que mantenía el sistema de las Artes en relación a las problemáticas cotidianas. El arte político mediante el performance, resulta ser una herramienta visualmente atractiva y subversiva dentro del sistema artístico y un campo amplio para el análisis sociológico y cultural contemporáneo.

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